15 dic 2009

La melodía

Platicaba con el silencio, pero es muy díficil tomar palabra en una conversación con él, nunca se calla. En fin, la charla era sobre lo solo que se veía el lugar donde vivíamos, y lo sucio que estaba. De muchos rincones emanaban edores diferentes; a veces podíamos ignorarlos, u olvidarlos, pero si los percibíamos, teníamos que abandonar el cuarto para distraernos, y regresar con ideas pesadas en nuestras cabezas para hacer caso omiso a esos edores.

Un día, se nos ocurrió invitar a vivir a una amiga con nosotros. Quizás ella podía darle un toque femenino al lugar. Nos tomó la palabra y decidió conocer el cuarto, el cual tenía suficiente espacio para los tres. Pero ella quería que fueramos cuatro, no iba a llegar a vivir sola. -¿Quién más nos acompañaría a vivir?- preguntó el silencio. Ella respondió -Mi amiga de toda la vida- Nos intrigamos -¿Cómo se llama?- le pregunté. -Música- respondió- se llama Música, nos conocemos desde que tengo memoria, siempre compartimos nuestras experiencias y secretos entre nosotras.-

Yo pensé que estaría bien, pero me precupó el rostro que puso silencio cuando escuchó ese nombre. No era un rostro de duda, ni de miedo o vergüenza. No, era un rostro de sorpresa esperada pero excitante, como cuando ves por primera vez desnuda a una mujer. Esa misma tarde nos presentó a Música. En el momento en que la vi, me quedé petrificado, su cara era preciosa, mucho más que mi amiga, y eso que mi amiga es de las mujeres más atractivas que he conocido. Cuando el silencio vio a música, ninguno de ellos se dio la mano, sólo se quedaron viendose fijamente, como si ya se conociesen...

Esa misma noche tocaron la puerta. El silencio estaba dormido. Me levanté, y pregunté quién era. Sólo sonó una delicada voz. Abrí la puerta, y era Música frente a mí. Entró al cuarto, cerró la puerta con cuidado de no despertar a el silencio. Nos besamos. Se desvistió casi al mismo tiempo en que me desvestía a mí. Comenzamos a tener sexo en mi cama. Cuando llegó al orgasmo, su grito fue melodioso. En eso, todo quedó en silencio. Nos dimos cuenta de que nos estaba observando de pie, a dos metros de la cama. El silencio se quitó la ropa y se subió a la cama.

Hicimos un trío...

4 comentarios:

Irving Camacho Soto dijo...

Daniel, una vez más te rifaste. Gracias por darle a este espacio ese toque cultural que a veces le hace falta con tanta basura politiquera y social que le meto jijiji.

Concuerdo contigo, la musica es una mujer bellisima. Así como la mujer es toda una sinfonía.

Muy buen post.

Ely dijo...

q onda!! daniel .. oye esta padrisimo lo q escribiste, ya tenia mucho q no te leia, cada vez haces cosas mas interesantes n.n me encanto.

espero encontrar pronto algo mas!!

nos vemos pronto

MaRiAnNa dijo...

woralessss!!
esta bien padre esta entrada, diferente a lo que habia leido antes...
a ver si ya escribes cosas asi un poco mas seguidoo ehh!!
muaaa
bye

Irving Camacho Soto dijo...

jeje gracias pero el credito no es mio (osea yo no lo escribí) lo escribió el buen Daniel. Gracias de todas formas.